Cualquiera que tenga una cubertería de plata o alguna joya de este metal sabrá lo costoso que resulta limpiarlo. Además de exigente, esta operación tan necesaria cada cierto tiempo impactará en el medioambiente, si para ella se acude a limpiadores de plata convencionales, que suelen incorporar químicos o abrasivos. Sin embargo, ¿sabías que es posible limpiar la plata de forma eficaz, sin esfuerzos y de manera totalmente natural? Parece demasiado bueno para ser cierto, pero el remedio existe. Te contamos cómo prepararlo.

Esta solución casera para limpiar la plata puede prepararse con ingredientes naturales que seguramente tengas ya en casa. Esto es todo lo que necesitarás:

• Bicarbonato.
• Papel de aluminio.
• Sal.

Pasos para preparar tu limpiador de plata DIY.

Lo primero que tendrás que hacer, será buscar un cuenco o un recipiente de cristal o Pyrex y recubrirlo con papel de plata. Ten en cuenta que la cara más brillante tendrá que quedar en el interior.

Entretanto, lleva agua a ebullición. Mientras se calienta, incorpora en el recipiente que has preparado dos cucharadas de bicarbonato y una de sal por cada litro de agua que vayas a utilizar.

Una vez el agua arranque a hervir, tendrás que verterla en el recipiente que has acondicionado. No lo llenes hasta los bordes, puesto que necesitarás cierto margen. Así, con tres cuartos de agua será suficiente.

Cuando toda la mezcla esté casada, ya podrás sumergir en esta solución los utensilios de plata que quieras limpiar. Ten en cuenta que el agua estará muy caliente, por lo que es probable que tengas que utilizar alguna herramienta para sumergir las piezas de metal. Es recomendable que lo primero que introduzcas sean los cubiertos, que son los que más sufren con el uso y, por ello, los que requieren de un mayor tiempo en remojo.

Cuando pasen unos minutos, y sin necesidad de frotar los utensilios, podrás retirarlos del agua con sal y bicarbonato para secarlos tan pronto y tan intensamente como sea posible.

Con esto, debes ver resultados en tus objetos de plata. Para ello, no lo olvides, es fundamental que la plata entre en contacto con el papel de aluminio una vez sumergida en el recipiente. ¿La razón? Muy sencilla, porque solo así se logra la reacción necesaria para que el óxido desaparezca del utensilio y este recupere su brillo natural, al tiempo que se desinfecta por la acción del bicarbonato y la sal.